jueves, 26 de julio de 2012

Cambiar? No gracias


Tu caminas por uno de los pasillos de esos grandes almacenes tan molones…, digamos "El Rasgón Soriano". Un suponer.
Y ves ese producto que estabas buscando. Coincide el color, el tamaño, el material. Vamos es exactamente lo que quieres. El precio es razonable. Al carro, como no puede  ser de otra manera. Reactivemos el país, te dices para justificarlo.
Vas a la caja y la cajera, coge el producto, lo mira, lo pone al trasluz, lo olisquea, te mira a los ojos y coloca en su rostro una media sonrisa irónica, vuelve a mirar la caja, la mueve a ver si suena el aleluya de Haendel…
-No ha pensado que sería mejor coger el producto de al lado. Cuesta un poco menos y es EXACTAMENTE IGUAL.
-No,no, yo quiero este, además, el otro no es exactamente igual ni de coña.
-Igualico, oiga, lo tiene mi cuñado y le ha dado un resultado fantástico.
-Pero que cuñado ni que niño muerto, cóbreme este, haga el favor.
-Nada, nada-dice la cajera, muy segura de sí misma- si me lo va a agradecer usted, ya verá. Usted pruébelo  que yo se lo garantizo.
-Pero qué coño me va a garantizar usted, que mañana lo mismo ni está aquí. Que me cobre o que venga el encargado - le dices.
Viene el encargado, que te alaba tanto el producto ofertado por la cajera, que mirando a tu pariente/a, que lleva convencida media hora, acabas por llevártelo con tal de salir de allí, con cara de lechón segoviano esperando a que te crujan las costillas con un plato.
Tu, tambien puedes ser constructor en España, no problem

Esto, que parece una broma, es absolutamente real, si hablamos de una obra de construcción. Os lo voy a explicar:
El arquitecto diseña. Intenta prescribir los materiales y las soluciones mejores, las que no den problemas en el futuro, las que cumplan con la misión para la que se les requiere a un precio que esté dentro de las perspectivas de la obra.
El promotor o dueño de la construcción lo acepta.
El constructor da un precio para hacer esa obra con esos materiales.
Empieza la obra.
Un día llega el constructor y le come la oreja al promotor. Esta estructura se puede hacer con la mitad de hierro. El arquitecto, que es bueno, no le digo que no, es que se ha curado en salud. Claro, así tampoco se me caen a mí las obras. Así también firmo yo. Y anda que lo hacen barato….claro como lo paga usted.
El promotor, acaba por convencer al arquitecto de que tiene que cambiarlo. El arquitecto revisa sus cálculos (nadie le paga ese recálculo) y ve que están bien. El constructor ha tomado unas hipótesis de cálculo diferentes y claro, le da un cálculo distinto. Entra en normativa, pero justito, justito. Los coeficientes de seguridad tiritan. Pero ahí están. No se le puede decir que este mal.
El promotor tiene poca pasta. Y la que tiene la quiere para él, no para enterrarla en hierros. Estructura cambiada.
La obra termina. Ya casi nada se parece al proyecto. Las ventanas de aluminio son de aluminio, si, pero de una calidad ínfima. Las puertas de madera tropical, son de madera de …..árbol, el gres porcelánico, es gres porquésbaratico…y así todo.
De todo lo que ha cambiado durante el transcurso de la obra, es responsable el arquitecto. Cualquier cosa que falle, será responsabilidad suya. Pero ha tenido que modificar sus criterios para mantener el cliente.
A partir de aquí, podría decir muchas cosas, sobre unos y otros. Pero solo quiero exponer, lo que sucede. La realidad. Que como en tantas otras cosas de la vida, está llena de problemas y matices.
Nota del arquitectador:  Esa estructura, dos años después presenta grietas. Son inexplicables, no obedecen a esfuerzos ni a cedimientos, no van a colapsar la estructura, ni producen deformaciones aparentes. Pero están ahí.
 Y así lo manifiesta el arquitecto. Delante de un juez.
Nota del arquitectador 2: Tengo que hacer un post, sobre el término "o similar". Si pudiese encontrar al que lo invento, dad por hecho que el próximo post lo escribiría desde una bonita celda de Alcalá-Meco escuchando una cinta TDK de 90'  con los grandes éxitos de Camela.




martes, 24 de julio de 2012

Robando al pobre

Hace algunas semanas que no actualizo el blog.
Esta abulia, tiene su origen en diversos motivos, pero os ahorraré todos menos uno: Vivo tras una profunda depresión arquitectadora.
Y lo hago por todo lo que podéis leer en la primera página de cualquier medio de comunicación, sumado a mi propia experiencia, que confirma e incluso empeora, lo que podáis leer.
Hoy además, leo que se ofertan empleos para arquitectos en Qatar, en los que es preciso aportar previamente 1800 lereles de vellón, para optar a trabajar.

La máxima probabilidad es que sea una estafa, lo que sitúa a los artífices de esta, mucho más allá del límite de la maldad humana: aprovecharte y robar a los que más lo necesitan, los desempleados.
La otra, minimamente probable, es que sea cierto y alguien tenga que pagar previamente para poder trabajar. Está no la voy a comentar, puesto que además de contener la misma maldad de la primera, adornaría al ofertante con la capacidad para, incluso, justificarlo.
Es tan deleznable, con arquitectos o cualquier otro profesional o trabajador desempleado, que todo lo que escribiría a partir de aquí, serían vómitos de odio y violentos exabruptos.
A partir de mañana, retomaré este blog, que motivos hay.
Prometo pensar que el futuro existe.