Tu caminas por uno de los pasillos de esos grandes almacenes
tan molones…, digamos "El Rasgón Soriano". Un suponer.
Y ves ese producto que estabas buscando. Coincide el color,
el tamaño, el material. Vamos es exactamente lo que quieres. El precio es
razonable. Al carro, como no puede ser
de otra manera. Reactivemos el país, te dices para justificarlo.
Vas a la caja y la cajera, coge el producto, lo mira, lo
pone al trasluz, lo olisquea, te mira a los ojos y coloca en su rostro una
media sonrisa irónica, vuelve a mirar la caja, la mueve a ver si suena el
aleluya de Haendel…
-No ha pensado que
sería mejor coger el producto de al lado. Cuesta un poco menos y es EXACTAMENTE
IGUAL.
-No,no, yo quiero
este, además, el otro no es exactamente igual ni de coña.
-Igualico, oiga, lo
tiene mi cuñado y le ha dado un resultado fantástico.
-Pero que cuñado ni
que niño muerto, cóbreme este, haga el favor.
-Nada, nada-dice
la cajera, muy segura de sí misma- si me
lo va a agradecer usted, ya verá. Usted pruébelo que yo se lo garantizo.
-Pero qué coño me va a
garantizar usted, que mañana lo mismo ni está aquí. Que me cobre o que venga el
encargado - le dices.
Viene el encargado, que te alaba tanto el producto ofertado
por la cajera, que mirando a tu pariente/a, que lleva convencida media hora,
acabas por llevártelo con tal de salir de allí, con cara de lechón segoviano
esperando a que te crujan las costillas con un plato.
Tu, tambien puedes ser constructor en España, no problem |
Esto, que parece una broma, es absolutamente real, si
hablamos de una obra de construcción. Os lo voy a explicar:
El arquitecto diseña. Intenta prescribir los materiales y
las soluciones mejores, las que no den problemas en el futuro, las que cumplan
con la misión para la que se les requiere a un precio que esté dentro de las
perspectivas de la obra.
El promotor o dueño de la construcción lo acepta.
El constructor da un precio para hacer esa obra con esos
materiales.
Empieza la obra.
Un día llega el constructor y le come la oreja al promotor.
Esta estructura se puede hacer con la mitad de hierro. El arquitecto, que es bueno,
no le digo que no, es que se ha curado en salud. Claro, así tampoco se me caen
a mí las obras. Así también firmo yo. Y anda que lo hacen barato….claro como lo
paga usted.
El promotor, acaba por convencer al arquitecto de que tiene
que cambiarlo. El arquitecto revisa sus cálculos (nadie le paga ese recálculo)
y ve que están bien. El constructor ha tomado unas hipótesis de cálculo
diferentes y claro, le da un cálculo distinto. Entra en normativa, pero
justito, justito. Los coeficientes de seguridad tiritan. Pero ahí están. No se
le puede decir que este mal.
El promotor tiene poca pasta. Y la que tiene la quiere para
él, no para enterrarla en hierros. Estructura cambiada.
La obra termina. Ya casi nada se parece al proyecto. Las
ventanas de aluminio son de aluminio, si, pero de una calidad ínfima. Las
puertas de madera tropical, son de madera de …..árbol, el gres porcelánico, es
gres porquésbaratico…y así todo.
De todo lo que ha cambiado durante el transcurso de la obra,
es responsable el arquitecto. Cualquier cosa que falle, será responsabilidad
suya. Pero ha tenido que modificar sus criterios para mantener el cliente.
A partir de aquí, podría decir muchas cosas, sobre unos y
otros. Pero solo quiero exponer, lo que sucede. La realidad. Que como en tantas
otras cosas de la vida, está llena de problemas y matices.
Nota del
arquitectador: Esa estructura, dos
años después presenta grietas. Son inexplicables, no obedecen a esfuerzos ni a
cedimientos, no van a colapsar la estructura, ni producen deformaciones
aparentes. Pero están ahí.
Y así lo manifiesta
el arquitecto. Delante de un juez.
Nota del
arquitectador 2: Tengo que hacer un post, sobre el término "o
similar". Si pudiese encontrar al que lo invento, dad por hecho que el próximo
post lo escribiría desde una bonita celda de Alcalá-Meco escuchando una cinta
TDK de 90' con los grandes éxitos de
Camela.
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