domingo, 30 de septiembre de 2012

Cuestión de tiempo

Medir la arquitectura residencial en tiempo es una practica poco habitual, pero que personalmente creo que da un enfoque muy pragmático a lo que va a ser nuestra casa. Un criterio de proporcionalidad entre cantidad y calidad de espacio y tiempo que vamos a pasar en él.

Aquí, habrá quien piense que su cónyuge pasa demasiado tiempo en el baño, y que con estos criterios, su contrario/a, construiría un baño quitando espacio a la cocina y al dormitorio y se dejaría sus buenos denarios en mármoles, espejos y lozas que hiciesen de tan íntimos momentos, un placer de dioses.
Pues, no seré yo quien lo niegue, pero sin llegar a eso nos encontramos a menudo con casos en los que la visión directa de la medida tiempo ofrece un catalogo de incongruentes alegrías que nos permitimos en el diseño de nuestra vivienda y que a largo plazo genera espacios vacíos de vida y llenos de trastos o simplemente metros cuadrados sin uso definido, cuando en nuestros quehaceres mundanos precisamos de esos metros y no podemos disponer de ellos.
Me estoy refiriendo a dos elementos, que en las viviendas de 60-100 m2 que podemos habitar (en el mejor de los casos) son, a mi modo de ver, un lujo absurdo y un derroche de metros cuadrados  que no podemos permitirnos: el recibidor y la habitación de invitados.
Reconozco que si el primero me altera los biorritmos e incluso los algoritmos, cuando estoy buscando infructuosamente los metros para que el cliente pueda colocar una nevera como es debido, el segundo hace que me salten las alarmas, tics nerviosos en el párpado y una incontinencia verbal irrefrenable.
Un salon que diseñamos hace un par de años, despues de convencer a la clienta de que la habitación de invitados no llegaría a justificar el tiempo y la inversion en m2 utilizados. Un lujo. La clienta está feliz con su casa.

Y es que medido en tiempo, ese famoso dormitorio de invitados, es en el mejor de los casos utilizado un fin de semana cada dos años, lo que supone 2/730= 0.0027 = 0,27% del tiempo de uso, sin embargo, no es descabellado encontrar un dormitorio de 10m2 en una casa de 60 cuyo unico uso es ese, es decir 10/60= 16,67% del espacio utilizado en una habitación que no usamos.
Desde mi punto de vista, justificar el 16% del espacio requeriría un 16% del tiempo de uso y eso supone que tengais invitados 58 días al año, es decir, dos meses.
Y yo comprendo que queráis agasajar a vuestros invitados, pero es que una cama hinchable colocada en un salón que tuviese 10m2 más del que tiene vuestro hogar, es perfectamente asumible, me parece, cuando el uso va a ser tan limitado, y las ventajas de 10 m2 más de casa son, queridos míos, inenarrables.
Nota del arquitectador: Estamos en la semana de la arquitectura y no puedo dejar de recomendaros el programa de la misma. Disfrutad.


martes, 18 de septiembre de 2012

Proyectando cuando no hay proyectos

Detrás del silencio de las ultimas semanas no se esconde la abulia ni la falta de temas, sino un profundo sentimiento de lejanía entre este humilde arquitectador y la arquitectura. Y no es falta de atracción entre nosotros. Es que la muy...me ha salido casquivana y se ha ido con otros.
Y no es que yo la haya tratado mal. Al contrario, me empeño cada día en quererla bien, en tenerle llenita la nevera, que decía aquel, en idearla con cariño, con mimo, en crearla donde puedo. Pero no parece importarle.
Por el camino, y sabedor de que no podré olvidarla, me haré amante consentidor, y soportaré con resignado silencio que vaya de aqui para allá con unos y otros. Incluso con otras.
Y como todo amor, estúpido y desproporcionado, injustificado e irreal, este mío continuará. Y seguiré haciendo proyectos, aunque nadie los compre, aunque nadie viva en ellos, con la esperanza de que ella y yo coincidamos un día en que alguien pueda gozar de nuestro amor y llenar los espacios que creemos juntos.
Como una familia.
Nota del arquitectador: En estas semanas hemos ideado algunas modificaciones en la casa de un amigo, ideas etéreas que van tomando forma. Y que bonito es cuando a la gente le gusta mínimamente lo que propones.



jueves, 26 de julio de 2012

Cambiar? No gracias


Tu caminas por uno de los pasillos de esos grandes almacenes tan molones…, digamos "El Rasgón Soriano". Un suponer.
Y ves ese producto que estabas buscando. Coincide el color, el tamaño, el material. Vamos es exactamente lo que quieres. El precio es razonable. Al carro, como no puede  ser de otra manera. Reactivemos el país, te dices para justificarlo.
Vas a la caja y la cajera, coge el producto, lo mira, lo pone al trasluz, lo olisquea, te mira a los ojos y coloca en su rostro una media sonrisa irónica, vuelve a mirar la caja, la mueve a ver si suena el aleluya de Haendel…
-No ha pensado que sería mejor coger el producto de al lado. Cuesta un poco menos y es EXACTAMENTE IGUAL.
-No,no, yo quiero este, además, el otro no es exactamente igual ni de coña.
-Igualico, oiga, lo tiene mi cuñado y le ha dado un resultado fantástico.
-Pero que cuñado ni que niño muerto, cóbreme este, haga el favor.
-Nada, nada-dice la cajera, muy segura de sí misma- si me lo va a agradecer usted, ya verá. Usted pruébelo  que yo se lo garantizo.
-Pero qué coño me va a garantizar usted, que mañana lo mismo ni está aquí. Que me cobre o que venga el encargado - le dices.
Viene el encargado, que te alaba tanto el producto ofertado por la cajera, que mirando a tu pariente/a, que lleva convencida media hora, acabas por llevártelo con tal de salir de allí, con cara de lechón segoviano esperando a que te crujan las costillas con un plato.
Tu, tambien puedes ser constructor en España, no problem

Esto, que parece una broma, es absolutamente real, si hablamos de una obra de construcción. Os lo voy a explicar:
El arquitecto diseña. Intenta prescribir los materiales y las soluciones mejores, las que no den problemas en el futuro, las que cumplan con la misión para la que se les requiere a un precio que esté dentro de las perspectivas de la obra.
El promotor o dueño de la construcción lo acepta.
El constructor da un precio para hacer esa obra con esos materiales.
Empieza la obra.
Un día llega el constructor y le come la oreja al promotor. Esta estructura se puede hacer con la mitad de hierro. El arquitecto, que es bueno, no le digo que no, es que se ha curado en salud. Claro, así tampoco se me caen a mí las obras. Así también firmo yo. Y anda que lo hacen barato….claro como lo paga usted.
El promotor, acaba por convencer al arquitecto de que tiene que cambiarlo. El arquitecto revisa sus cálculos (nadie le paga ese recálculo) y ve que están bien. El constructor ha tomado unas hipótesis de cálculo diferentes y claro, le da un cálculo distinto. Entra en normativa, pero justito, justito. Los coeficientes de seguridad tiritan. Pero ahí están. No se le puede decir que este mal.
El promotor tiene poca pasta. Y la que tiene la quiere para él, no para enterrarla en hierros. Estructura cambiada.
La obra termina. Ya casi nada se parece al proyecto. Las ventanas de aluminio son de aluminio, si, pero de una calidad ínfima. Las puertas de madera tropical, son de madera de …..árbol, el gres porcelánico, es gres porquésbaratico…y así todo.
De todo lo que ha cambiado durante el transcurso de la obra, es responsable el arquitecto. Cualquier cosa que falle, será responsabilidad suya. Pero ha tenido que modificar sus criterios para mantener el cliente.
A partir de aquí, podría decir muchas cosas, sobre unos y otros. Pero solo quiero exponer, lo que sucede. La realidad. Que como en tantas otras cosas de la vida, está llena de problemas y matices.
Nota del arquitectador:  Esa estructura, dos años después presenta grietas. Son inexplicables, no obedecen a esfuerzos ni a cedimientos, no van a colapsar la estructura, ni producen deformaciones aparentes. Pero están ahí.
 Y así lo manifiesta el arquitecto. Delante de un juez.
Nota del arquitectador 2: Tengo que hacer un post, sobre el término "o similar". Si pudiese encontrar al que lo invento, dad por hecho que el próximo post lo escribiría desde una bonita celda de Alcalá-Meco escuchando una cinta TDK de 90'  con los grandes éxitos de Camela.




martes, 24 de julio de 2012

Robando al pobre

Hace algunas semanas que no actualizo el blog.
Esta abulia, tiene su origen en diversos motivos, pero os ahorraré todos menos uno: Vivo tras una profunda depresión arquitectadora.
Y lo hago por todo lo que podéis leer en la primera página de cualquier medio de comunicación, sumado a mi propia experiencia, que confirma e incluso empeora, lo que podáis leer.
Hoy además, leo que se ofertan empleos para arquitectos en Qatar, en los que es preciso aportar previamente 1800 lereles de vellón, para optar a trabajar.

La máxima probabilidad es que sea una estafa, lo que sitúa a los artífices de esta, mucho más allá del límite de la maldad humana: aprovecharte y robar a los que más lo necesitan, los desempleados.
La otra, minimamente probable, es que sea cierto y alguien tenga que pagar previamente para poder trabajar. Está no la voy a comentar, puesto que además de contener la misma maldad de la primera, adornaría al ofertante con la capacidad para, incluso, justificarlo.
Es tan deleznable, con arquitectos o cualquier otro profesional o trabajador desempleado, que todo lo que escribiría a partir de aquí, serían vómitos de odio y violentos exabruptos.
A partir de mañana, retomaré este blog, que motivos hay.
Prometo pensar que el futuro existe.



martes, 26 de junio de 2012

Arquitectura democrática? Quizá no

Democracia.
Si, como no.
Lo cual no quiere decir que todos podamos elegir todo.
Cada cuatro años elegimos a alguien que nos organice la vida sin tener que molestarnos más. Sin embargo, todos los días queremos influir en cada una de las decisiones que puedan llevarse a cabo arquitectónica y urbanísticamente en nuestra ciudad. Ah, y luego la selección. Queremos ser el seleccionador nacional, claro. Y el médico que recete a nuestro vecino. Y el abogado que aconseje a nuestro conocido.
Viene al caso por dos cuestiones:
1.- El caso general de que los concursos de arquitectura sean "votables", "elegibles"  por la ciudadanía, tal y como ya ha sucedido con determinados concursos fuera de nuestro pais.
2.-El caso particular del centro Botín en Santander, que ha levantado bastante revuelo en la ciudad y del que incluso se ha realizado un blog en el que, se narran las multiples debacles urbanísticas que se van a producir con su construcción, con tan mala fortuna que sus foto montajes hacen desear que se construya lo antes posible.


Tan mal elegidos están para sus propósitos que viendo las comparativas, se diría que los ha realizado el propio Renzo Piano, arquitecto del invento para promocionar su edificio.
Y es que si se construyera tal cual aparece, mejoraría y mucho la vista del frente marino de la ciudad, preservando las zonas de edificios verdaderamente protegibles, y adecuando una zona que hoy en día no sirve para el ciudadano, sino más bien es una zona residual en un lugar emblemático de la ciudad.

Nota del arquitectador: Solo es mi opinión, obviamente, pero es que quiza no podemos hacer de cada una de nuestras opiniones, cátedras de materias que no dominamos para constituirlas en movimientos ciudadanos, plataformas anti-algo y levantamientos iracundos. Claro que habría otras soluciones. Pero sinceramente, si hoy se construyera el Guggenheim, seguro estoy de que habría aún más plataformas que lo rechazarían de plano. Menos mal que ya está construido.

lunes, 18 de junio de 2012

Tras la crisis algo queda

Pensamos, pues humanos somos, que todo lo que sucedió antes que nosotros, hubiese sido mejor resuelto con nuestra presencia, con nuestros conocimientos y cometemos una y otra vez el pecado de la soberbia, adornado con más o menos mesura de una gran ignorancia.
Insisto: una y otra vez.
Viene al caso porque he pasado, como es frecuente, el fin de semana en Almagro, ciudad manchega que debe sus portadas emblemáticas y sus fachadas clásicas a la quiebra del estado y al eco que resonaba en las arcas de Carlos V, tras las guerras de Flandes y la imposibilidad de devolver sus créditos a los banqueros alemanes.
Aquellos que como única forma de recuperar sus préstamos, se asentaron en Almagro al recibir la concesión minera de Almadén.
Portadas de Almagro

A partir de ahí, en una situación tan similar a la actual que hace estremecer, tres quiebras del estado sucesivas a lo largo de 150 años y finalmente una quiebra de los prestamistas, resuelven el asunto con el cambio de negocio de los Fugger, los Wesel, los Xedler...reconvertidos en empresarios textiles, agrícolas...en fin, la ruina de un estado y la cesión de sus recursos a otros, que finalmente también resultan estrangulados económicamente y tras unos centenares de años, dando manotazos de ahogado, sucumben y desaparecen del lugar.
No he podido resistir la reflexión en estos momentos en los que pretendemos que de la noche a la mañana la situación que vivimos pueda resolverse, para recordar, que Zamora no se tomó en una hora, que la ciudad de Almagro, con sus maravillosas calles encaladas y sus escudos de piedra importados, con sus patios manchegos y sus claustros platerescos no fueron construidos ni abandonados de un día para otro.
Dibujo hecho en mis paseos por Almagro

Y sin embargo, tu que me lees, no sabías probablemente nada de esta historia que te cuento, pero conocías las fachadas almagreñas, sabías de sus clásicos paseos, de su gusto por las blondas y el teatro, de su plaza centenaria y de su siempre teatral ambiente, desde su corral de comedias hasta su festival clásico.
Y es que el día que esto se resuelva, quizá no estemos aquí. Pero alguien habrá, pues la vida permanece, y esos restos de arquitectura que ahora miramos con desdén pues son el recuerdo de una época de años locos, permanecerán de una forma u otra al modo de las fachadas clásicas de Almagro, que sin duda arruinaron a más de uno en su época, aquellos que a buen seguro deambularon por la plaza de Almagro, como yo tantas veces, rumiando sus problemas, sumando y restando maravedíes.
Y quizá, solo quizá, dentro de unos pocos cientos de años, alguien vuelva a escribir un post así, en vaya usted a saber que medio digital, para conmemorar está misma crisis y hablar de algún viejo edificio que hoy está recién hecho.
Nota del arquitectador: Lo sé, lo sé, pero estoy un tanto melancólico y la arquitectura y la crisis no siempre van a dar un post espectacular digno de un premio. Por otra parte, ver este fin de semana las tablas de Daimiel, pletóricas de agua, habiendo creido firmemente en su desaparición hace no mucho me hace pensar que por más que nos empeñemos, la belleza y la vida nos superará, lenta y pertinaz, haciendo que cualquier desgracia de hoy, pase a ser solo un estrato geológico del mañana. Maravilloso.
Nota del arquitectador (...y II): Quizá era el momento de recordar que algunas de nuestras más sonadas suspensiones de pagos estatales se las debemos a un monarca...alemán. Ahí queda eso, como si no nos bastásemos solitos para gastar a manos llenas.

martes, 5 de junio de 2012

Botijos y abanicos


Este año, he decidido no encender el aire acondicionado. No más de lo imprescindible. En mi caso basta con no subir a la buhardilla, donde tengo el despacho, y bajarme el portatil a la planta de abajo, refrescar la casa por las mañanas, mantener las persianas bajadas en las horas de calor y asumir que se puede trabajar a 22º si se bebe agua fresquita.


Esto me recuerda un post que ha escrito mi socio Jose Manuel Zaragoza, ahí queda eso:


"En la ingente cantidad de articulos que leo sobre sostenibilidad arquitectónica, alabando las bondades de esta o aquella estrategia bioclimática, o lo innovador de algún aislamiento, que si estrategias pasivas, etc, etc etc, no encuentro ninguno sobre como enseñar al personal a usar los espacios donde viven o trabajan, cosas tan sencillas como que tener una temperatura de 28ºC en invierno en una biblioteca es una barbaridad ( ¿donde han quedado esas rebecas y jerseys?), o que tener el aire acondicionado a 18ºC en verano es de locos.
Parece que hemos olvidado que somos mamiferos, y que podemos regular nuestra temperatura independientemente de nuestro entorno. Es decir que podemos pasar un poquito de frío y un poquito de calor sin que eso nos suponga mayor problema, no hay nada de malo en beber y sudar en verano, en las cosas más divertidas de la vida se suda.
Nos hemos creido que esos edificios de ambiente cerrado sin ventanas (glassbox) son lo mejor para nuestro confort, esos edifcios donde no entra ni sale nada, donde el pedo que se tiro Director General de la Compañía de turno, el día de la inauguración, entró en el circuito de climatización del edificio y sigue recirculando eternamente en el mismo, eso si filtrado una y otra vez en las unidades de tratamiento de aire.

Habría que hacerle recordar a la gente eso de abrir las ventanas en verano, cerrar las habitaciones que no se usan, poner las persianas y toldos para evitar el sol, ponerse un jersey dentro de casa en invierno, o refrescarse bebiendo en verano.
Sin duda, a medida que vaya subiendo el precio de la energía, que subirá y mucho, ya  tomaremos conciencia de ahorrar en la luz, y luego si nos sobra tiempo pensaremos en colocar ese cojoaislamiento remoderno hecho a partir de fuego valiryo en el próximo edificio a proyectar…."


Nota del arquitectador: Reivindico desde aquí el abanico, el botijo y si me apuráis la zarzaparrilla, hoy llamada Coca cola, (bueno, parecido), aunque por supuesto puedes ser tecnológicamente agresivo y utilizar ventiladores y una estrategia de apertura y cierre de ventanas, lo más de lo más oiga.