Escuché en una conferencia a Rafael de la Hoz decir que los arquitectos debemos aprender, que no podemos cambiar el mundo por el hecho de serlo, que debemos realizar nuestro trabajo de la manera más profesional posible, sin pensar en que nuestra obra ostenta la responsabilidad de sostener el futuro. Casi me levanto, subo al estrado y le beso en la frente.
Alberto Araico de Brito, estudiante de ciencias ambientales y diseñador del barracon del 15M de Sol en 2011 |
Pero he aquí que los hados volvieron a hacer de las suyas e iluminaron a un estudiante de Ciencias Ambientales, (¡¡anatema, anatema¡¡¡) que fue el que lo diseñó.
Viene todo esto para decir, que afortunadamente, los que allí estaban, eran, estudiantes de todas las ciencias reconocidas, trabajadores de todos los sectores industriales, comerciales, administrativos y que en aquella marea humana podíamos encontrar la fuerza colectiva de la unión de todos y perdía valor la presunción de conocimiento por el hecho de ser, tal o cual cosa.
En resumen: allí, no había arquitectos, empresarios, autónomos, parados, economistas, panaderos, zapateros (uy, perdón), allí, simplemente se arremolinaron en torno a su indignación, muchos CIUDADANOS.
Nota del arquitectador: Como siempre que es verdaderamente necesario, el ser humano, se asocia y colabora para el bien procomún. Está en nuestro código genético. Me gusta mirar estas piezas surgidas del trabajo conjunto y terminadas unos segundos antes de que el gen de la individualidad se apodere de nosotros. Sabemos que el escorpión pica a la rana a mitad de camino cuando vadean el río, pero....que precioso navegar tenían hasta ese momento.
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