miércoles, 2 de mayo de 2012

ANUNCIOS Y ARQUITECTOS

Uno ve los anuncios y no da crédito.
A mi, los que me impactan sobremanera hasta que mis allegados me piden calma y que deje de echar exabruptos y espumarajos, son aquellos en los que un impoluto o impoluta profesional de la construcción, con su casco reluciente a modo de soldado imperial mira un plano, perfectamente salido de su cartera de piel y ante la mirada sonriente del operario (también impoluto) indica (que no ordena) amablemente aquello que debe ser hecho sin demora.

El operario, que por alguna extraña razón, lleva un peto y una camisa de cuadros, indumentaria que jamas se ha visto en una obra, asiente y agradece al mismo tiempo esa genial idea con la que esta tan de acuerdo. A veces, incluso enarca las cejas y parece decir ¿como no se nos habrá ocurrido antes?
En estos momentos, generalmente, la bilis me sube e inunda el cristalino de mis ojos. Es el peor momento para te pongas a mi alcance. Mi familia, establece un perímetro de seguridad y clausura prudentemente todo acceso hasta mi persona.
Y es que la imagen que de la arquitectura y la construcción trasciende está a años luz de la realidad.
Especialmente en ese casco blanco e impoluto.
No, my friend, en la obra todo sucede tras una capa de polvo y el trabajo en equipo, en general parece ser una lucha entre aquello que uno pretende y lo que pretenden los demás, que por definición suele ser opuesto.
Del peto ni hablamos.
El casco. Ese casco blanco, virginal, suele estar mil veces mancillado por golpes, arañazos, grafitis y años de dar tumbos por las obras y en mi caso, en el maletero del coche, entre las botas de goma, llenas de barro seco y algunas muestras de materiales que llevan tanto tiempo allí, que sospecho que me las dieron en el concesionario.
Los planos. Es materialmente imposible mantener un plano seco (en cuanto lo abres, llueve) sin ensuciar y sin arrugar.
La ropa. En este trabajo sería mejor ir desnudo. Si te arreglas de más, das mala imagen, distante y casi prepotente y por supuesto esa americana tan chula que te has mercado en el máximodutideturno, se mancha de algo que no sale. Jamas sale. Y si no te arreglas, peor, quedas como un perro-flauta. Ah, y también te manchas, de eso no te libra nadie.
Y todo junto hace que cuando veo ese anuncio de seguros con ese modelo vestido de Kent arquitecto, Kent operario y esa Barbie promotora me salten los puntos de aquella operación de hernia de hiato y me vuelva un sociopata.

3 comentarios:

  1. Y entonces como te vistes: ¿vaqueros y camisa de leñador como los jefes de obra de las pelis yanquis?

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  2. Y si el operario Kent usa casco, obviamente porque ahí se necesita, ya que está en la obra...¿qué hace la ingeniero / promotora / lo que sea Barbie que no lo usa?

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