jueves, 3 de mayo de 2012

QUIEN PAGA ESTO

Lo tienes decidido. Llevas tanto tiempo ahorrando para ello y ahora por fín lo vas a hacer, vas a construir tu casa en esa parcela tan aparente.
Lo tienes todo pensado. Vas a llamar al hijo de tu amigo Luis, ese chico tan majo que estudio arquitectura. Despues de todo, tu ya sabes como va a ser tu casa. Con esa cubierta inclinada de pizarra tan chula y esas dos columnas dóricas, bueno romanas, para que nos entendamos, en la entrada.
Y esa cocina grande. Y ese salon, con ese ventanal tan enorme, lleno de palitos en las ventanas haciendo cuadraditos.
Ah, y tu mujer se relame de gusto cuando piensa en la palabra mágica. El vestidor. Arrghfff....
Y llega ese mocoso, con esa niñata que se ha buscado por socia, la también arquitecta perroflauta que lleva al lado, tan mal arreglada y se empeñan en que no procede hacer una cubierta inclinada en la mitad de la provincia de Jaen. Que no nieva y llueve poco dicen. Que traer pizarra aqui vale un pico. Coño, si es que tu quieres pizarra, pero ¿quien paga esto?
Casi se caen de culo cuando les has mentado las columnas. Al chico le ha saltado un tic en el parpado y se ha pasado el resto de la reunión suspirando y frotándose los ojos. Anacrónico dicen que es.
¿El salon y la cocina en el mismo espacio? pero me va a oler el sofá a fritanga, ha espetado tu mujer -ya sin poder contenerse- y has tenido que sujetarla cuando querían que el vestidor fuesen unas perchas colgadas en mitad de la habitación, sin puertas, sin espejos....
Y entonces te enseñan su propuesta, materiales novedosos, formas rotundas, prismas que entran y salen unos de otros. Un modulo aparte para los dormitorios. Alabastro, hormigón y madera....y en tu cabeza cristal, ladrillo y aluminio.
Crees que esto no está pasando. Que nunca ha pasado. Te equivocas.
Sin duda habrás oído hablar de la casa de la cascada de Frank Lloyd Wright, te recomiendo que leas sobre ella pues a pesar de lo que puedas pensar trás leerlo, es una maravilla de la arquitectura y se estudia y se seguirá estudiando por su diseño espacial, sin embargo, fue una catástrofe desde el punto de vista de la relación arquitecto-cliente y también en su funcionamiento mismo.
No me posiciono ni por el arquitecto pertinaz en su idea ni por el cliente vehemente en su deseo. Ambos tienen sus razones, sin embargo no creo que ningún dependiente nos llene el carro con la comida que a él le gusta ni con la ropa que él llevaría. Esto es algo que los arquitectos debemos aprender. Aconsejar si, imponer jamás.



1 comentario:

  1. Amén Morea. Se puede sugerir, invitar, aleccionar, ofrecer... pero no obligar.

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